
Por Luis Del Río
Juan Lebrón, sin duda uno de los más talentosos de su generación, ha protagonizado las mayores polémicas de la historia reciente del circuito. Es un patrón que se repite y que seguirá marcando su carrera si no se identifica la raíz del problema y se aplica un diagnóstico certero.

La dinámica es clara: mientras el partido es favorable y el viento sopla a favor, no hay fisuras. Pero en cuanto las tornas cambian y surge la adversidad, emerge sistemáticamente esa “peor versión” del jugador de El Puerto de Santa María. Llegan los malos gestos, los aspavientos y, lo más preocupante, los reclamos y reproches dirigidos a su compañero e incluso a su coach.
¿Cuál es el Origen del Problema?
La explosión emocional de Lebrón ante la circunstancia adversa parece tener dos pilares fundamentales:
- Mala gestión emocional: Una incapacidad para modular las emociones en momentos de máxima presión.
- Incapacidad de expresión: Una flagrante dificultad para verbalizar su opinión o sus sentimientos de forma constructiva.
Ambas circunstancias se combinan como una “granada de mano” que, inevitablemente, termina explotando en sus manos y afectando a todo su equipo. A pesar de la reiteración de la historia, la sensación es que Lebrón, a sus 30 años, aún no ha identificado la verdadera magnitud de su problema.

Lebrón tiene una incapacidad flagrante para expresar su opinión. Carece incluso del vocabulario suficiente para así saber transmitir sus emociones.

“Lebrón tiene una incapacidad flagrante para expresar su opinión. Carece incluso del vocabulario suficiente para así saber transmitir sus emociones.”
La Terapia del Entorno y la Comunicación
Quizás el camino a seguir para ‘El Lobo’ pase por la ayuda externa. Debería plantearse seriamente contratar un coach de comunicación y trabajar de manera intensiva junto a un psicólogo deportivo. Esta combinación podría proporcionarle las herramientas necesarias para manejar los momentos de máxima tensión con inteligencia emocional y un lenguaje adecuado.
Desconozco la dinámica de su entorno más cercano, pero existe la sensación de que quizás le dan demasiado la razón o no son capaces de confrontarlo con una verdad incómoda en un momento crucial. Un equipo que le ofrece un feedback sincero y a veces duro es un entorno sano, algo que no siempre rodea a los jugadores profesionales o jóvenes talentos de cualquier disciplina.
Crónica de un Comportamiento: El Caso Miami 2024
Personalmente, he sido testigo de primera mano de una de estas polémicas. Durante la Reserve Cup de 2024 en Miami, mientras transmitía el torneo en vivo, Lebrón se dirigió al árbitro sin que mediara ninguna provocación más allá del marcador desfavorable. Su reclamo fue directo y descalificador: “Qué malo eres, no sé ni cómo te pagan”.
Si yo fuese su representante, ese habría sido el momento ideal para explicarle que el ranking más importante en el que debe competir es el de ser buena persona. Faltarle el respeto a un árbitro, con o sin motivo, le aleja peligrosamente de esa cima. La habilidad técnica es innegable, pero la madurez emocional y el respeto en la pista son la asignatura pendiente del número uno español.









Leave a Reply